EL PADRE: EL PILAR DE SU HOGAR
Mientras caminaba por una playa
de Ecuador pude ver a dos niños de cuatro o cinco años de edad jugando en las
pequeñas olas que llegaban a la orilla. Saltaban y corrían de un lado al otro
con la seguridad de que unos metros más atrás, sus pasos estaban siendo
cuidados. Por unos minutos me quede a ver la escena, ¿a quién no le alegra el
día oír la sonrisa de dos pequeños disfrutando de las cosas más simples de la
vida? Para mi sorpresa había alguien que se regocijaba mucho más que yo: Sus
papás, quienes se acercaron a ellos con toallas, los abrazaron, los secaron,
mientras les decían que había llegado el momento de irse. Los cuatro se dieron
la mano y se despidieron, cada uno agarrado de sus pequeños, mientras
conversaban como grandes amigos.
A menudo solemos pensar que ser
padre es un rol que va por debajo del
papel de una madre. Nadie niega que las mujeres sean el hogar de su hijo
durante nueve meses que dura la gestación y que de allí nace un lazo de amor
infinito inigualable. Sin embargo, hay que recordar que el padre pasa a ser los
pilares de ese hogar para toda la vida.
Los padres que han logrado vencer
las tradiciones ancestrales de ser solo proveedores, de su hogar, comparten el
gozo en la crianza de los hijos y hablan de "una nueva dimensión en la
convivencia familiar". Cada día son más los padres presentes en el
quirófano en el momento del nacimiento de sus hijos, en los cursos prenatales y
de posparto para capacitarse en el cuidado del bebé y de su esposa.
La voz del padre es de
importancia suma: da seguridad, confianza en el porvenir, establece los límites
de la conducta infantil, y cierra el círculo del amor que debe rodear al niño.
El padre proporciona un elemento único y esencial en la crianza del hijo y su
influencia es poderosa en la salud emocional. La madre le dice: "con
cuidado", y el padre le dice "uno más", al estimular al pequeño
a subir otro peldaño para que llegue a la cima.
Hay que dejar a un lado la guerra
de quién es mejor, papá o mamá y más bien motivar a que estos maravillosos personajes
sigan siendo el héroe de su hogar.
Papi: Una mirada seria guarda el corazón más abundante de amor.
Mi abuelito: Hasta hoy nos sigue ensenando cómo se lucha...