domingo, 15 de junio de 2014

EL PADRE: EL PILAR DE SU HOGAR

Mientras caminaba por una playa de Ecuador pude ver a dos niños de cuatro o cinco años de edad jugando en las pequeñas olas que llegaban a la orilla. Saltaban y corrían de un lado al otro con la seguridad de que unos metros más atrás, sus pasos estaban siendo cuidados. Por unos minutos me quede a ver la escena, ¿a quién no le alegra el día oír la sonrisa de dos pequeños disfrutando de las cosas más simples de la vida? Para mi sorpresa había alguien que se regocijaba mucho más que yo: Sus papás, quienes se acercaron a ellos con toallas, los abrazaron, los secaron, mientras les decían que había llegado el momento de irse. Los cuatro se dieron la mano y se despidieron, cada uno agarrado de sus pequeños, mientras conversaban como grandes amigos.

A menudo solemos pensar que ser padre es un rol que va por debajo del  papel de una madre. Nadie niega que las mujeres sean el hogar de su hijo durante nueve meses que dura la gestación y que de allí nace un lazo de amor infinito inigualable. Sin embargo, hay que recordar que el padre pasa a ser los pilares de ese hogar para toda la vida.
Los padres que han logrado vencer las tradiciones ancestrales de ser solo proveedores, de su hogar, comparten el gozo en la crianza de los hijos y hablan de "una nueva dimensión en la convivencia familiar". Cada día son más los padres presentes en el quirófano en el momento del nacimiento de sus hijos, en los cursos prenatales y de posparto para capacitarse en el cuidado del bebé y de su esposa.
La voz del padre es de importancia suma: da seguridad, confianza en el porvenir, establece los límites de la conducta infantil, y cierra el círculo del amor que debe rodear al niño. El padre proporciona un elemento único y esencial en la crianza del hijo y su influencia es poderosa en la salud emocional. La madre le dice: "con cuidado", y el padre le dice "uno más", al estimular al pequeño a subir otro peldaño para que llegue a la cima.


Hay que dejar a un lado la guerra de quién es mejor, papá o mamá y más bien motivar a que estos maravillosos personajes sigan siendo el héroe de su hogar. 



Papi: Una mirada seria guarda el corazón más abundante de amor.



                                Mi abuelito: Hasta hoy nos sigue ensenando cómo se lucha...

jueves, 8 de agosto de 2013

"El chiquito" Rodríguez

Hace 5 años, Ricardo Rafael Rodríguez Sparovich fue cómplice de mi primer deber periodístico: una entrevista de semblanza. Ayer, revisando mis archivos la encontré; y con la autorización dada por sus familiares, se las comparto.

“El servir a los demás es mi satisfacción”

Lúcido y alegre con  83 años de edad, me recibió Don Ricardo Rodríguez, en un espacio que llena de recuerdos a cualquiera que se siente junto a él, como periodista, ex corresponsal del Universo, tiene una facilidad para el diálogo demostrada en la hora y media que duró la entrevista, personaje importante al haber sido Funcionario de la UNESCO, Jefe Político del Cantón Milagro durante 4 periodos presidenciales, ex Concejal de Milagro, entre otros cargos.


Nace el 3 de mayo de 1925 (según sus cálculos) en la ciudad que nadie conoce más que él; la tierra de las piñas: Milagro. Laborando como bibliotecario desde1986 hasta el día de hoy, trabajo que disfruta todos los días entre periódicos, fotografías y libros desde los más antiguos hasta los de hoy.



1.      ¿Qué es la Biblioteca Municipal para usted?
Es mi vida.
2.      ¿Qué es ser milagreño?
Bueno pues sino fuera milagreño sentiría que no fuera nada.
3.      ¿Qué hace Ricardo Rodríguez después de un arduo día en la biblioteca?
La biblioteca absorbe todo mi tiempo pero eso es lo que me gusta.
4.      Se lo conoce como “El Chiquito Rodríguez”. ¿Cómo nació ese apodo?
De pequeño hacía deportes, subía los árboles como tarzán era ágil y también bromean con mi estatura por lo que soy muy alto.
5.      ¿Qué significado tienen los libros en su vida?
El camino para aprender mientras más tengas más aprendes.
6.      ¿Cuál es su idea de la felicidad perfecta?
Ser útil a la comunidad, dar simplemente servicio.
7.      ¿Cuál es su posesión más atesorada?
Mi familia, mis cartones con periódicos y mis fotografías de la gente y de todos los lugares de Milagro si las vendiera tendría mucha plata pero no me interesa, es mi tesoro, no podría hacerlo.
8.      ¿Qué o quién es el más grande amor de su vida?
(Lo piensa)… Siempre mi hogar.
9.      ¿Qué o quién es lo que más valor le da?
Saber que puedo seguir siendo útil a esta edad, no miro tiempo ni descanso, soy el mismo de ayer y de siempre.
10.  ¿Qué opina de la infidelidad?
(Risas) ¡Ah caray! Creo que es parte de la vida del hombre y la mujer, se trata de mejorarlo con el amor que se tengan
11.  ¿Siente odio hacia alguien?
No, yo no tengo enemigos y si los tuviera ya los habría desaparecido (risas)
12.  ¿A qué persona viva admira?
Unos son malos, otros son buenos, (piensa) no sabría a quién decirte, para mi todas las personas tienen algo que admirar.
13.  ¿Qué persona viva le inspira más desprecio?
Desprecio a los políticos que son aventureros, aprovechadores del tiempo, pero bueno ellos pasan…
14.  ¿Cómo disfruta su música preferida?
La disfrutaba en mi juventud con el baile, las chicas decían “Mira ahí viene el Chiquito Rodríguez” era un montabaile.
15.  ¿Cuál es su mayor remordimiento?
No tengo remordimientos, me siento feliz con mi forma de ser, aunque me decían tonto por no hacer plata en los cargos que tuve pero eso no va conmigo.
16.  ¿Cuál ha sido su mentira más grande?
(Lo piensa y mira hacia otro lado)… Mentira más grande… no no he tenido, tendría que ponerme en aprietos y buscar en mi historia.
17.  ¿Cuál cree que sea la manifestación más clara de la miseria?
La pobreza.
18.  ¿Cuál es la cualidad que aprecia en un hombre?
Que sea útil.
19.  ¿Y en una mujer?
Que sea también servicial.
20.  Su hijo también trabaja en la biblioteca. ¿Es tradición?
No es tradición, simplemente el se adapto a este medio, y se quedo, sino lo tuviera a él yo estaría mal, él ya conoce todo. Y seguirá con esto.
21.  ¿Se siente satisfecho con lo que ha realizado en vida?
Sí y mientras siga siendo útil más feliz seré.
22.  ¿Cuál ha sido el obstáculo más grande que ha tenido que superar?
La falta re recursos económicos para producir mis proyectos.
23.  ¿Qué es lo que aún no ha logrado
Ya a esta edad no espero lograr nada solo seguir sirviendo a las personas.
24.  ¿Qué es lo mejor y más hermoso que le han dado? Aparte del don de la vida.
Ser estimado por las personas, que me digan que me quieren por mi forma de ser eso me hacer sentir bien.
25.  ¿Qué opina de los homenajes después de la muerte?
Ya muerto no se siente nada, así te lleve mucha gente camino al cementerio. Los homenajes son en vida hermano en vida, así dicen…
26.  ¿Qué lo hace llorar?
(Mira a su alrededor y suspira conteniendo lágrimas)… Recordar… las cosas que he hecho o el temor de algún día perder mis tesoros, todo lo que tengo aquí.
27.  ¿Cuál es el mayor desprecio que se le puede hacer a alguien?
No creo o no quiero pensar que exista el desprecio.
28.  ¿Qué talento desearía tener?
Me hubiera gustado aprender a tocar piano
29.  ¿Qué significa servir para usted?
(Se ríe) Ah esa pregunta me gusta, ese es mi lema, el servir a los demás es mi satisfacción.
30.  ¿Cómo le gustaría morir?
(Suspira) Ay no me hables de eso… (Piensa)… bueno yo quisiera vivir hasta los 100 años, e irme tranquilo dejar arreglado todo mi archivo.
31.  Si después de la muerte debe volver a la tierra, ¿Convertido en qué cosa o persona regresaría?
No creo en eso, imagínate si se volviera a la vida, sería raro, el que se muere va a la eternidad y nada más.
32.  ¿Dónde y cuándo es feliz?
Esto para mí es felicidad, hablar con las personas y serles útil en este mi espacio, mi escritorio, rodeado de papeles.  

Stefanie Moncayo Regalado
Periodista

sábado, 4 de mayo de 2013

Un DATE con Nueva York


Aún no he tenido la dicha de viajar por todo el mundo, pero si hay una ciudad de la que me enamoré a mis 22 años y a primera vista es de Nueva York (NY). No es broma que antes de estar allá, la soñé.  Me vi en ella, disfrutándola en cada cuadra y me ambienté gracias a las imágenes que nos han presentado durante tantos años series y películas desarrolladas en la Gran Manzana.

La primera vez que visite NY, viajé por sorpresa en Bussiness Class; alguien quiso sorprenderme con este gesto y de la emoción que me invadía por el viaje, ni si quiera había revisado mi boleto de avión donde decía "2 A" Una vez acomodada en mi asiento solo escuchaba la voz de una amable e impecable tripulante d cabina- antes conocidas como azafatas- que decía una y otra vez: “Bienvenida Señorita, ¿gusta algo de tomar? Si necesita algo durante el viaje por favor avíseme” Solo así me di cuenta que definitivamente iba en clase ejecutiva y que a partir de ese punto conocer la llamada capital del mundo iba a ser algo perfecto.

Luego de varias horas de vuelo, el capitán del avión nos dio la bienvenida porque estábamos llegando al aeropuerto Jhon F. Kennedy, lo cual hizo latir mi corazón apresuradamente, sintiendo la emoción de encontrarte con alguien que sabes que quieres; que has visto en sueños, un amor que está ahí pero que vas a verlo por primera vez en la vida y créanme, yo sí he vivido esa situación. Así que en ese rato levanté mi mirada hacia la derecha para ver por la pequeña ventanilla que tienen los aviones pero que son lo suficientemente grandes para darte los mejores escenarios desde el cielo. Un espectáculo de luces por todos lados me acompañaba hasta que el avión tocó pista y aterrizó finalmente en la ciudad de mis sueños.

Si algo debo advertirles cuando quieran tomar un taxi a la salida del aeropuerto para que los lleve a su destino de descanso, diversión o negocios es que se aseguren de conocer la tarifa justa que deben cobrar los taxistas. Nunca falta el sabido que se pasa de listo. Aunque estoy seguro que algo tiene que ver la influencia latina en esas jugadas porque definitivamente, “los vivos” tienen marca registrada. Aunque eso sí, con un vuelo que llega casi a las 2:00am no hay tiempo para ponerse a “regatear”.

“Justo en este puente se grabó la escena de Spiderman cuando estaba salvando el autobús donde iban varios niños” comentaba el taxista que manejaba el auto donde me subí,  asumo que para no sentirse tan mal por la tarifa que estaba cobrando, así que cual guía turístico se encargó de mostrarme camino a casa todos los lugares famosos por dónde íbamos cruzando. “Si ven ese edificio alto que tiene colores en la punta, el más alto que ve ahí, ese es el Empire State” decía, mientras yo levantaba la cabeza y observaba con ojos vivarachos que bailan y brillan cuando ve las cosas más hermosas que solo en fotos ha visto.

Llegar a casa de alguien en otro país que te recibe como si estuvieras en la tuya, es una de las mayores alegrías de viajar al extranjero. Ese café mañanero preparado con amor antes de iniciar tu jornada turística o el mismo café a las 3:00 am que llegas cansada del aeropuerto, después de un largo viaje, tiene el mismo sabor. Acomodarte en una cama, en un colchón o en un sofá deja de ser importante cuando estás en la ciudad donde todos quisieran estar.

Levantarse temprano para aprovechar todas las horas o como decimos nosotros “sacarle el jugo al día” es una de las principales metas que nos fijamos antes de poner el despertador e ir a dormir. Y yo tenía que aprovechar los tres días que iba a estar por allá. 

Algunos nos ponemos la ropa más cómoda, otros la ropa más linda para las fotos que luego subiremos en las redes sociales para que todos las vean y que quizás queden allí guardadas en nuestros álbumes virtuales y nunca imprimirás; pero el asunto es capturar el lugar donde estuvimos de la forma que sea porque solo eso importa.

En Nueva York puedes movilizarte de cualquier forma, claro, todas tienen desde el costo más bajo al más alto; pero si quieres evitar el tráfico de la ciudad y sentirte como un verdadero newyorker: tienes que bajar las escaleras hacía una especie de un sótano viejo y un poco sucio, pagar $2.50 en la máquina que te dará el ticket para un ride (un solo viaje), pasar esta tarjetita por la barra y esperar que llegue el veloz y famoso subway. Adicionalmente tendrás un espectáculo de ratas paseando como unos ciudadanos más por los rieles.  Eso sí, varias personas te recordarán no asomarte a ver si llega el tren, y esto es algo que espero recuerden y entiendan por qué.




Entrar a las estaciones del subway , inauguradas en 1904, que funcionan las 24 horas del día, y  siendo el sistema de transporte urbano más grande de los Estados Unidos es definitivamente entrar a otro mundo. Perderse dentro de este lugar no es motivo de preocupación. Basta con preguntar en inglés o en español por la dirección a la que quieres llegar, y algún latino (hay muchos) te ayudará.

No por estar en esta gran metrópolis dejarás de ver gente haciendo música, malabares, o alguna cosa como esas para ganarse unas cuantas monedas, algo que comúnmente lo veríamos en las calles de nuestro país.

Pero los looks son una cosa realmente sorprendente que te dejan con la mirada perdida y que solo se va cuando incomodas a la persona con tu cara de “what”. Cortes y colores de pelo que crees solo ver en esos grupos extraños de rock. Ropa que jamás sabrías como combinarla en ti, actores saliendo de alguna función de Broadway o cualquier otra y que aún llevan sus trajes o maquillaje al más puro estilo de los años no sé cuánto. Para ellos lo más normal del mundo, para nosotros algo novedoso.  Ah pero eso sí, nunca faltará la mujer que vaya maquillándose en su asiento con la mayor destreza y quedando tan bien pintada como si estuviera frente a su tocador, y es que eso sí, la experiencia hace al maestro. Y las mujeres somos profesionales en siempre andar lindas ante cualquier situación. Y no me olvido de mencionar el encuentro de culturas, razas, idiomas y preferencias sexuales en estas estaciones, toda una torre de babel tomando el mismo transporte público.



Mi estadía fue en Manhattan, hacia Uptown, desde allí todos los días bajaba a coger el subway que me llevaba hacía la famosa calle 42. Hay algo que no puedo dejar de contar aunque quizás cuando lea esto  unos años después, me avergüence. Pero lo que sentí al subir las escaleras que me llevaban hacia las famosas calles de La Gran Manzana es algo que deseo que sientan todos los que sueñan con ir allá tanto como yo lo soñé y lo desee. Mi mirada iba de izquierda a derecha; una vez más mis ojos vivarachos y brillosos saltaron, y de mis labios salió la famosa frase: “Oh, my God”. Estaba finalmente allí. Era como llevar a un niño por primera vez a una juguetería y que luego de observar de lado a lado, quiere correr y no sabe a dónde, porque sabe que todo brilla y que todo lo que hay allí vale la pena ser escogido. Esa era la sensación que yo tenía. Contaminación visual por donde quiera, y que se la perdona, al menos yo se la perdono. Publicidades de las mejores marcas de ropa, maquillaje, carros, series de televisión, películas por estrenar, perfumes, relojes, empresas, comida, chocolates,… etc. Todo, todo, absolutamente todo en un mismo lugar. En el mejor lugar del planeta, según mis sueños, según yo.


Times Square es mágico. Forma la intersección de Broadway con la 7th Avenue, lleno de turistas en cada esquina, a cada hora. Justo cuando crees que algunos están por irse, llega un grupo mucho más grande sin importar la hora que sea. Estando allí uno se siente dentro de una caja mágica, rodeado de pantallas gigantes de televisión en las que todo se anuncia, desde musicales o exposiciones, y todas las publicidades que anteriormente mencioné. Gente de todas partes del mundo tomándose fotos; grupos de amigos, familias, parejas, disfrutando cada segundo de la ciudad más agitada del mundo. Los famosos y guapos policías de la ciudad junto a sus caballos son una especie de turismo también, porque no falta alguna que quiera sacarse una foto junto a estos fuertes y guapos caballeros. Las carretas de comida en cada esquina son populares, con sus típicos letreros “NUTS” “HOT DOGS” “PRETZELS” tienen a la mayoría sirviéndose uno que otro de estos alimentos típicos, muchas veces no por hambre, sino por tomarse una foto y sentirse como un actor más de una película americana.



 Sentarse en las escaleras rojas que hay en Times Square solamente a conversar y observar, puede ser relajante después de una larga caminata; porque eso sí, a esta ciudad se va a caminar, hasta que se te acalambren los pies y andar en modo zombie. Sin que se te haga raro llegar al lugar donde te estés hospedando a la 1:00 am con paquetes en ambas manos, porque de ley te encuentras en el camino miles de cosas que te hacen ojitos para que las compres.



Pero estar en Nueva York no es todo de colores, debo confesar que cada sirena de policía que escuchaba provocaba escalofríos en mi cuerpo y es que después del 11 de septiembre del 2001 y diversos atentados  en Estados Unidos, creo que este sitio es el principal punto de ataque para cualquier locura.

Mientras salía del Grand Central Terminal, vi como todas las personas corrían hacia un mismo lado y no me quedó otra que correr como ellos lo hacían, pero nadie sabía lo que estaba sucediendo o al menos yo no sabía. Cuando llegamos a las calles más concurridas pudimos darnos cuenta que estaban cerrando unas cuantas avenidas y otro grupo de policías acompañaban y protegían a los indignados de Wall Street ( un gran número de manifestantes y concentraciones que pretendían ocupar continuadamente Wall Street, el distrito financiero de Nueva York, para hacer visible y clara la protesta por la avaricia corporativa y la percepción de la desigualdad social y que nació  el 17 de septiembre del 2011) Hasta a mediados de octubre del 2011, fecha de mi primer viaje a NY, continuaban con los reclamos por las calles. Respiré y entendí que no estaba tan grave la cosa como para tener que volver a casa, así que seguí conociendo cada rincón de la ciudad.


En los buses turísticos de dos pisos, puedes hacer un recorrido Downtown y Uptown por casi, casi, todo Manhattan conociendo desde el bus los sitios más emblemáticos y visitados y , si contratas el paquete completo, te llevan a un tour nocturno por Brooklyn, que te hace pasar sobre el Manhattan Bridge donde tendrás la vista nocturna más asombrosa de la isla.


Luego de hacer una fila no muy larga para subir al Empire State, recibo la mejor postal de la ciudad. Pude verla de norte, a sur, desde el este al oeste, el edificio más pequeño y el más grande, los largos puentes también eran parte del paisaje. Familias enteras en el último piso, poniendo su mejor cara para la foto en el edificio más alto de Nueva York. Uno que otro solitario turista pidiendo que alguien le saque una foto también se hizo presente.
Puedo pensar que recibir un anillo de compromiso de la persona que amas en la cima de este edificio puede ser tan romántico como recibirlo a los pies de la Torre Eiffel.


No puedo cerrar el capítulo de mi primer viaje a la ciudad de mis sueños sin también mencionar a la famosa Estatua de la Libertad, esa dama convertida en uno de los monumentos más importantes del mundo y que es visitada a diario por millones de turistas que llegan hasta la misma isla donde se encuentra o que la saludan de cerca a través de unos yates turísticos como fue mi caso. 


Conocí muchos, muchos sitios más, era otoño cuando recorría las calles de esta inmensa ciudad y el viento quería darle paso ya a una época más fría. Alguien hizo posible este viaje, alguien me dio un empujón para presentarme ante los gringos y ponerles mi mejor cara y a ese alguien le doy las gracias por esta aventura que jamás olvidaré. Sin embargo, tuve una segunda visita a Nueva York donde la disfruté muchos más días y pronto escribiré sobre ellos.

 Hasta entonces traigo a mi memoria una cena en Olive Garden en Times Square, sentada con la mirada hacia las paredes de vidrios que permiten que entren las luces de las publicidades luminonas. Mis ojos brillan una vez más y todos, hasta la mesera que nos atiende y me sonríe pueden leer que dicen: I love NY.


martes, 3 de mayo de 2011

Es cuestión de valores

En la mañana recibí una llamada de mi hermana llorando: "Ñaña me robaron el celular, no sé como creo que me metieron la mano al bolso cuando me bajaba del bus, dile a mi mami que me vaya a recoger a la universidad cuando venga a Guayaquil, en el bus habia pura gente fea, no sé quien fue".

Este es su primer robo desde que estudia Medicina en Guayaquil y viaja diariamente en bus porque vivimos en Milagro, pero esto no es tan importante sino lo que está sucediendo en el país durante los últimos años. Yo no puedo hecharle la culpa al gobierno y que la seguridad bla bla bla porque no puedo exigir que mi hermana, yo o cualquier miembro de mi familia tengamos a un policía que nos cuide las 24 horas del día o que la justicia no es lo suficientemente dura en Ecuador y que los presos se salen para andar haciendo de las suyas. En este caso estoy más que segura que no fue ni si quiera un ladrón de profesión sino alguien que simplemente le gusta tomar lo ajeno a lo que también se le llama robo, y es allí donde nace la delincuencia.

En nuestros hogares desde pequeños nos dicen: "No tomes los lápices de colores de tus compañeros, para eso llevas los tuyos" "lo que no es de uno se devuelve". Desde muy muy pequeños nos corrigen para saber que lo que tiene el otro no te pertenece. Además sabemos lo que suda uno o nuestros padres para comprarse un celular, un reloj, una laptop, cualquier cosa material y no es justo que venga alguien que no fue educado en su hogar y simplemente te lo arranche como cuando te quitaban el chupete en la escuela los niños y se iban corriendo, ahí también te estaban robando.

Hasta el más pobre sale a trabajar a las calles así sea a vender una funda de caramelos porque no tiene plata pero le sobran los valores éticos y morales para NO TOMAR LO QUE NO ES SUYO.

De seguro deben estarse arrepintiendo de haber tomado ese celular, pues mi hermana es católica entregada y lo único que tenía en ese celular (que no era ni blackberry) eran fotos de Jesús, canciones cristianas y mensajes con sus amigos del grupo.

Los que aún no somos padres eduquemos a nuestros hijos, enseñándoles a ser honrados para ver si con los valores inyectados en la infancia podemos eliminar a un poco de maleducados que andan en las calles tomando lo ajeno.